Boletín Crecer Nro 195: Perseverancia

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Thomas Sutcliffe Mort, estaba empeñado en resolver el problema de la refrigeración, para que se pudiera exportar carne de Australia a Gran Bretaña  y decidió que dedicaría tres años a ver si lo lograba; pero le tomo veintiséis años. Vivió para ver zarpar el primer cargamento de carne refrigerada, pero murió sin saber si había llegado a destino.
La perseverancia es por cierto una cualidad indispensable para el liderazgo. Una cosa es tener sueños y visiones. Otra es transformar un sueño en un plan de acción. Y aun otra perseverar en el cuando surge la oposición. Apenas se pone en marcha la campaña, las fuerzas de reacción se alistan, los privilegios atrincherados cavan aun mas hondo, los intereses económicos se sienten amenazados y dan la alarma, los cínicos se sonríen a la estupidez de los “hacedores del bien” y la apatía se transmuta en hostilidad.
Pero la verdadera obra de Dios prospera con la oposición. La plata se refina y el acero de endurece. El verdadero líder, tiene la flexibilidad para tomar con calma los reveses, tenacidad para superar la fatiga y el  desanimo  y sabiduría para “transformar las piedras de tropiezo en pasaderas”.  El verdadero líder añade a la visión y laboriosidad la gracia de la perseverancia.
Moisés  es un ejemplo notable. En unas doce oportunidades distintas el pueblo  de Israel “murmuro”.  Faraón los amenazo. Cuando se acabo el agua, no había carne para comer. Los exploradores volvieron un informe negativo. Tuvieron envidia de su posición. El nunca olvido que ese era el pueblo de Dios nacido por el pacto de Dios, quienes heredarían la tierra por la promesa de Dios. Pablo enfrento una oposición violenta e implacable. Graves padecimientos físicos.  Azotado, apedreado y encarcelado.  Falsos profetas para contradecir sus enseñanzas y culminarlo. Una profunda soledad. Nunca perdió la visión de la nueva sociedad de Dios. En el calabozo subterráneo, cuya única salida seria la muerte, escribió:  “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.  Persevero hasta la muerte.
Un gran ejemplo de perseverancia fue William Wilberforce.  En 1797 decidió hacer la moción sobre el tráfico de esclavos en la cámara de los comunes.  Esta actividad nefasta existía desde hacia tres siglos. En 1789 “era tan desmesurada, tan terrible, tan irremediable su iniquidad que tome la firme determinación de lograr su abolición”. Los proyectos de ley de abolición se debatieron en la cámara baja en 1789, 1791, 1792, 1794, 1796, 1798, 1799. En todos los casos el proyecto fracaso. La ley de esclavitud y asuntos exteriores fue aprobada en 1806 y la ley de abolición del tráfico de esclavos en 1807. Esta parte de la campaña duro  dieciocho años.   En 1823 se formo la sociedad anti-esclavista.  “Nuestro lema debe seguir siendo la perseverancia. Y confiar que finalmente el Todopoderoso coronara nuestros esfuerzos con el éxito”. (Sociedad anti-esclavista). En julio de 1833 la ley de abolición de la esclavitud fue aprobada por ambas cámaras.  “Gracias a Dios que he vivido para ver el día en que Inglaterra esta dispuesta a pagar veinte millones de libras esterlinas por la abolición de la esclavitud”  (W. Wilberforce). Tres días después murió. Cuarenta años de perseverancia en la lucha a favor de los esclavos africanos.
Perseverancia no es sinónimo de terquedad. El verdadero líder no es insensible a la crítica. Al contrario, la escucha y considera, y tal vez modifique sus planes de acuerdo con ella. Pero su convicción fundamental de aquello a lo que Dios lo ha llamado no fluctúa. Cualquiera sea el sacrificio que entrañe, o la posición que surja, el persevera hasta ver el propósito de Dios cumplido por medio de su vida.
Estudios Basados en el Libro “La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos” de John Stott
Tito Robert
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