Planos II

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Mision simple blog

Les preguntan a niños de 4 y 5 años ¿Qué significa amor?
Ellos contestan:
«Amor es lo que hizo el novio de mi hermana que se llenó de ronchitas en todo el cuerpo y él igual la venía a acariciar todas las noches hasta que se dormía»
«Amor es cuando le das tus papas fritas a otro, aunque el otro no te de las de él»
«Amor es cuando mi mamá hace café para papa y ella prueba un poquito primero para estar segura que esta rico»
«Amor es cuando mi abuelita empezó a enfermarse de artritis y no podía pintarse las uñas de los pies y entonces mi abuelo, aunque él tenía artritis en las manos le pintaba las uñas para que esté linda»

Mas allá de todas las ideas que a usted le vengan en mente al ver como los niños nos hacen «aterrizar» en cuanto al concepto del amor.
Quiero que preste atención al hecho de que para todos ellos «amor es una acción que se hace» y que «amor no es un sentimiento que se solo se experimenta».

Coloquemos Mateo 22.37-39 delante de nosotros.

El desafío es «amar a Dios y a las personas”

comenzando por nuestra vida personal y desde allí extendiéndonos a nuestra vida de célula e iglesia.

En segundo lugar, definamos que «amor no es un sustantivo que describe un sentimiento sino un verbo que describe una acción».

Lo invito a leer los siguientes versos y preguntarse ¿Cómo describen estos versos el amor?

¿Cómo un pensamiento?, ¿Cómo un sentimiento? ¿Cómo una acción?

Efesios 2.4-6
Efesios 5.1-2
Gálatas 2.20
Juan 3.16
Juan 13.1 (Ver la acción posterior)
1ra Juan 4.10-12
1ra Juan 3.16

Sí señor, para la Palabra de Dios amor es algo que «se hace» y no algo que se siente o se medita.

Repasemos los 3 planos en los cuales puede vivir una persona, una célula o una iglesia.

El plano de los sentimientos o emociones.
El plano de los pensamientos.
El plano de las acciones.

Ahora podemos relacionar la idea del amor (las acciones) con los planos en que vive una persona, célula o iglesia.

Valoramos los planos del sentimiento y la reflexión como regalos de Dios, pero no podemos estancarnos en ellos sino utilizarlos para llegar al escalón de la acción, que es donde queda expresada nuestra elección.

Todo el plan de salvación del género humano llega a un punto culminante en el momento en que Jesús (que ya había aclarado que a Él nadie le quitaba la vida, sino que Él la ponía voluntariamente) debe elegir su acción por nosotros.

Debemos guiar a nuestras vidas, nuestras células e iglesias a no solo disfrutar de los beneficios de los planos del sentimiento (adoración, comunión, etc.) o de la reflexión (teología, estudios bíblicos, etc.)
El desafío es utilizarlos como motores de aquello que determina nuestra conducta (nuestras acciones).

Mirar con crudeza las acciones semanales de nuestra vida, de nuestras células y nuestras iglesias nos puede dar mucho caudal de información para entender nuestros resultados.

Cualquier empleado sabe que si no responde a las ordenes (acciones) pedidas por su jefe su trabajo corre peligro.

El último domingo pregunté a los miembros de nuestra iglesia ¿Cómo llamarían ellos a un empleado que después de recibir una orden directa habla de lo que siente por la tarea, reflexiona sobre la tarea, profundiza sobre la importancia de la tarea, pero no la realiza?

Yo había pensado en que me contestarían «desobediente», pero ellos fueron mas a fondo, me dijeron: «es un chanta».

Reflexionamos juntos sobre nuestra vida personal, de células y de iglesia para ver que ese empleado somos nosotros mismos.

Nosotros que pasamos «mucho tiempo» expresando nuestros sentimientos por el jefe, cantamos al jefe y reflexionamos sobre la importancia de la tarea que nos dio el Jefe pero que pocas veces podemos decir «Jefe, la tarea esta lista».

Que podamos mirar nuestras vidas personales y decir cada semana «Jefe, ya discipulé», «Jefe, ya prediqué».
Que en nuestras células podamos decir «Jefe, ya discipulamos esta semana», «Jefe, ya predicamos esta semana», y lo mismo como iglesia.

No podemos esperar avanzar o ver resultados diferentes mientras sigamos pisando el terreno de «el sentir» o «el pensar» solamente.

Demos el paso que falta (como Jesús lo hizo) de llegar a la acción y empezaremos a descubrir el camino de la felicidad.

Porque como dijo Jesús con claridad «ustedes saben estas cosas, pero serán felices cuando las hagan». Juan 13.17

Es tiempo en nuestras iglesias de llegar «a los hechos» para demostrar el amor hacia Dios y hacia el prójimo especialmente en responder a sus órdenes directas.

Lo dicen los chicos, lo dice la Biblia, y todos nosotros lo sabíamos antes de leer este artículo.

Iniciemos el camino de guiar a nuestras iglesias a vivir en el plano de la acción, que es el plano que demuestra mas claramente que nuestros deseos han quedado a un costado y las ordenes de Él Jefe han tomado su lugar.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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