¿Qué tienen en común un botón, una birome, un auto, una casa y una Iglesia que crece?
Que alguien lo soñó.
Desde el pequeño y simple clip que descansa sobre tu escritorio hasta la construcción de la gran muralla china la mayoría de las cosas hechas fueron soñadas primero por alguien.
Podemos decir que: «Nada pasa hasta que alguien sueña»
Antes que se levante el primer ladrillo Nehemías soñó con ver esa pared reconstruida.
Antes que 12 hombres toscos se convirtieran en pilares de la iglesia Jesús soñó que llegarían a serlo.
Antes de que las Iglesias de Éfeso, Tesalónica y Galacia sean una realidad Pablo soñó con verlas constituidas.
Cada puente, cada banco de tu iglesia, cada iglesia fundada, fue alguna vez soñada por alguien.
Nuestros sueños son una de las armas más poderosas que Dios nos ha dado
nos empujan, nos levantan, nos llevan en el aire, nos dan fuerzas.
Dios me enseñó a soñar con una compañera, con hijos bien criados, con un trabajo digno, con una casa, avanzar en la vida, un proyecto, ser parte de algo importante.
Hasta que un día me pareció oír…
«Ahora empezá a soñar con iglesias que crecen»
Hoy recuerdo cuando éramos 20 miembros y nosotros soñamos con llegar a ser el doble, ninguno podía soñar más que eso ya que para nosotros eso era un desafío enorme.
Pero cuando Dios dio crecimiento y éramos 40, no sólo habíamos crecido en número, también había crecido nuestra capacidad de soñar, y nuestra fe, y nosotros mismos.
Ya no somos los mismos, experimentamos el proceso de soñar con 60 miembros, 80 miembros y 100 miembros y vimos cada uno de estos sueños cumplidos.
Soñamos con plantar una iglesia y bendecir a iglesias de todo el país y otros países y Dios hizo los sueños realidad.
¿Se imagina lo que estamos haciendo ahora?
Acertó, estamos soñando lo que Dios va a hacer en este año y ¿sabe por qué?
«PORQUE NADA PASA HASTA QUE ALGUIEN SUEÑA»
Si usted ya está soñando con lo que Dios quiere para su Iglesia en los tres próximos boletines le compartiré tres pasos para ver los sueños hechos realidad.
Mientras tanto ejercite su capacidad de soñar, porque nada pasa hasta que alguien sueña.
Tito Robert
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