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Procesos a incorporar.

Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 1ra Corintios 3.8

 

Procesos a incorporar.

El crecimiento se produce por los procesos diarios y no por lo eventual.

Algunos de los procesos fundamentales en los cuales Dios espera que estemos involucrados son la vida devocional, el evangelismo personal, el discipulado personal, los grupos pequeños y las misiones. 

El proceso de vida devocional tiene su base bíblica en Mateo 4.4. y 6.6 Este proceso implica la imprescindible relación directa y diaria con Dios como base de nuestra dirección y alimentación. ¿Ha tenido usted la semana pasada encuentros diarios con Dios que incluyan la oración y la lectura de la Biblia?

 

El proceso de evangelismo personal tiene su base bíblica en Marcos 16.15 e implica compartir con claridad, amor y de manera completa el mensaje del evangelio a los que todavía no creen.

¿Ha compartido el evangelio con alguna persona durante la última semana? 

El proceso de discipulado personal tiene su base bíblica en Mateo 28.18-20 e  implica seguir el ejemplo de Jesús en formar personalmente discípulos. ¿Ha discipulado personalmente a alguna persona la última semana? 

 

El proceso de Células tiene su base bíblica en 1ra. Corintios 14. 26 y 31 y Efesios 4.15-16 e implica colocar a los miembros en un sitio informal, personal y participativo donde ellos edifiquen el cuerpo de Cristo a través de la actividad propia de cada uno mientras están unidos al cuerpo.                                       

¿Participa usted de un sitio personal, informal y participativo donde vive la vida de la iglesia?

 

El Proceso de Misiones tiene su base bíblica en Hechos 1.8 e implica estar comprometido regularmente con el alcance mundial que Jesús soñó para su iglesia ¿Usted ora y ofrenda regularmente para el sostén de misioneros que lleguen “hasta lo último de la tierra”?

 

Oración: Señor, quiero estar viviendo en obediencia a tus mandatos, ayúdame a incorporar estos procesos a mi vida. 

 

 

Procesos.

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 1ra Corintios 3.6

 

Procesos.

 

Proceso es un conjunto de actividades que se realizan o suceden con un determinado fin. Todo lo creado por Dios crece por medio de procesos. Estos son diarios y regulares, lentos y por momentos aburridos, no llaman la atención, son silenciosos, están enfocados en lo que no se ve, por sus características nos orientan a depender de Dios, requieren disciplina, constancia y responsabilidad, la mayoría puede ser productor, ayudan a desarrollar aspectos saludables del carácter, ayudan a no desarrollar actitudes personalistas, pueden generar crecimiento en cantidad, pueden generar crecimiento en calidad, sus características normales son el fruto y la reproducción.

Curiosamente las características de los procesos son lo opuesto a las características de los eventos.

Es importante declarar que los eventos no son malos, pero si detrás de ellos no están funcionando los procesos que Dios nos invita a implementar, difícilmente podamos ver crecimiento en su reino.

 

Los procesos que Dios ha diseñado están regidos por Principios. Entendemos como principio aquello que se acepta como esencia, origen o fundamento. Así como todos obedecemos el principio de gravedad establecido por Dios, porque sabemos que no obedecerlo nos traerá graves consecuencias, de la misma manera la iglesia no puede eludir las consecuencias cuando no toma en cuenta los principios que Dios ha establecido para el crecimiento de todo aquello que él ha creado.  Cuando nos detenemos a analizar cada una de las características de los procesos podemos llegar a establecer dos principios simples que determinan el crecimiento de todas las cosas creadas por Dios incluída la iglesia.

¿Podremos como iglesia quitar del centro todos nuestros programas y reuniones y dedicarnos silenciosamente a los procesos de Dios?

Oración: Señor, dame voluntad para involucrarme en aquellos procesos que tu utilizas para hacer crecer y extender tu reino.

 

La parte de Dios y la parte del hombre.

 

Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. Marcos 4.26

 

La parte de Dios y la parte del hombre.

 

Jesús amplía el tema del crecimiento del reino de Dios mostrándonos cual es la parte de responsabilidad que le corresponde al hombre y cual le corresponde a El. 

 

Según el pasaje de Marcos 4.26 y 27 la primera responsabilidad del hombre es que puede y debe echar la semilla (sembrar la Palabra de Dios). Cuando el hecho de sembrar regularmente la semilla de la Palabra de Dios en las personas realmente sucede podemos empezar a soñar con participar del trabajo del reino de Dios. 

 

La segunda del hombre es descansar como parte de su rutina. La separación clara de nuestro tiempo de descanso regular nos brindara la renovación natural que nuestro cuerpo, mente y espíritu necesitan para realizar un trabajo serio, constante y a largo plazo. Este descanso simboliza confianza y dependencia de Dios en nuestra tarea.

 

La tercera consiste en ser constante en su tarea diaria. Muchas veces nuestros continuos cambios de trabajo en la obra del Señor solo encubren nuestra falta de constancia.

 

La cuarta es meter la hoz (cosechar). La cosecha marca el tiempo adecuado donde son necesarias formas directas de recoger el resultado de todo el trabajo realizado.

 

La parte de Dios consiste en que la semilla sembrada crezca y de el fruto esperado. (1ra Corintios 3.6)

«De suyo» (de sí mismo – automáticamente). «Lleva fruto» (crece la vida fuera de nuestra vista).

Esta es la capacidad de un organismo o especie de multiplicarse y reproducirse por sí mismo, a esto lo llamamos la «obra de Dios». Tenemos pues, la siembra, el descanso, la constancia y la cosecha como elementos de un proceso que según las palabras de Jesús ejemplifican el funcionamiento simple y natural del reino de Dios. En este cuadro Dios promete hacer su parte única de dar crecimiento.

 

Oración: Señor, quiero participar de tu reino, ayúdame a sembrar la semilla del evangelio, a depender de ti, a ser constante y a  cosechar en el tiempo adecuado el fruto que tu quieras dar.

 

¿Cómo crece el Reino de Dios?

Considerad los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan. Mateo 6.28

 

¿Cómo crece el Reino de Dios?

 

Las plantas crecen, los animales crecen, las personas crecen. Si todo lo creado por Dios crece, ¿por qué razón la iglesia no crece? La iglesia fue creada por Jesús cuando él dijo «Yo edificaré mi iglesia.»

¿Qué fenómeno particular afectará a la iglesia para que no crezca naturalmente como el resto de las creaciones de Dios?

 

Siempre la mejor respuesta a nuestras preguntas es volver a escuchar a Dios y lo que él nos enseñó a través de Jesucristo. El nos dice en Mateo 6.28: “Consideren los lirios, cómo crecen”.

Cuando Jesús nos dice consideren  nos esta exhortando a examinar con exactitud, aprender cuidadosamente, investigar con dedicación debido a que esta tarea nos brindará las respuestas que estamos buscando cuando intentamos entender como crecen las cosas que Dios ha creado.

 

Jesús nos invita a considerar los lirios porque ellos encierran el secreto de la vida dada por Dios, el hombre no ha creado nada con éstas características. Y específicamente El quiere que atendamos

cómo crecen porque cuando sepamos cómo crecen  las cosas que Dios ha creado, podremos aplicar ese conocimiento a la iglesia, puesto que la misma es también una creación de Dios.

 

Si podemos poner a un costado por un instante nuestros deseos de hacer crecer la iglesia con nuestras ideas y dejarnos guiar por la enseñanza simple y sana de Jesús tal vez podamos descubrir que todo es mucho mas simple que lo que nosotros hemos intentado.

 

Oración: Señor, abre mi mente y corazón a aprender las formas sabias en que tu has planeado dar crecimiento a tu reino.

Acciones simples.

Y todos los días en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. Hechos 5.42

 

Acciones simples.

 

Una de las maneras más simples de intentar romper la inercia (ser siempre los mismos) en el trillado tema del crecimiento de las iglesias es entregarnos a participar fielmente y de manera constante a algunos procesos que el Señor Jesús nos ordenó practicar. Nos inclinamos a pensar que el crecimiento de la iglesia está ligado a grandes programas, momentos cumbres y engorrosos gastos, sin embargo el verso de hoy muestra en el ejemplo de la primera iglesia que la practica diaria de personas simples viviendo los  valores básicos de predicar y enseñar de manera perseverante parece ser la forma utilizada por Dios.

 

Vemos que el  crecimiento está ligado a pequeñas acciones constantes. Seguramente éstas ideas son conocidas por usted y su iglesia, pero le pregunto: ¿Alguna vez su iglesia se ha dedicado a practicar éstos simples mandatos cada semana? La clave de todo esto se encuentra en la simple obediencia a los mandatos de Jesús. Justo en este punto parece radicar nuestro mayor problema. Aquí es donde la iglesia se da cuenta de que el crecimiento no tiene que ver con campañas, reuniones o dinero sino con algo que para nosotros es mucho más costoso: Nuestra disponibilidad personal para obedecer a Jesús.

 

Esto nos enfrenta a experimentar un cambio, a ser humildes, a sólo obedecer y dejar a un costado nuestras milagrosas ideas. A confiar en el simple hecho de que si obedecemos sus mandatos El será fiel y enviará el crecimiento prometido (1ra Corintios 3.7).

¿Podrá la iglesia por un corto tiempo dejar a un costado todo lo que está haciendo y probar si obedecer los mandatos de Jesús es efectivo? Lo animo a intentarlo en su propia vida. 

 

Oración: Señor, quiero empezar a practicar los valores de predicar y hacer discípulos. Confío en tu promesa de que estarás conmigo y me darás el poder de tu Espíritu Santo cada día mientras te obedezco en estas simples acciones.

Cambio de valores.

Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. Juan 13.17

 

Cambio de valores.

 

El cambio de valores es posible. Si miramos a Jesús y sus discípulos, El logró cambiar los valores de la vida de ellos. Pedro pasó de estar dedicado a la pesca de peces a pescar hombres. Mateo de estar ocupado en cobrar los impuestos, a ocuparse de los asuntos del reino y así ocurrió con cada uno de los que siguieron a Jesús. El tiene poder para cambiar nuestros valores actuales por los valores de su reino.

Cambiar valores lleva tiempo. Jesús dedicó 3 años a cambiar los valores de sus discípulos. No espere resultados en poco tiempo, ni Jesús pudo hacerlo rápidamente. Cambiar los valores comienza con cada uno de nosotros. Debemos mirarnos a nosotros mismos e iniciar un cambio en nuestra propia vida. Cambiar nuestros valores (prioridades internas) es más difícil y costoso que asistir a  reuniones y programas.

 

Lo que Dios necesita para edificar una iglesia que crece es un grupo pequeño de personas dispuestas a cambiar sus valores y sus acciones. Cuando se cumple éste requisito, El hace el resto.  

¿ Será usted una de esas personas ? Es una realidad que la iglesia está formada por personas y hasta que no ocurre un cambio real en la forma en que éstas viven su fe, no estamos modificando en nada la esencia de la iglesia. A todos nos gustaría que la iglesia crezca sin que nosotros tengamos que realizar ningún cambio en nuestras vidas. Los cambios en la iglesia comienzan cuando nosotros iniciamos un cambio de valores que se reflejan en nuestras acciones, en el uso de nuestro tiempo, nuestras fuerzas y nuestros recursos. Podemos variar programas, actividades y métodos pero solo veremos un cambio en la vida de nuestras iglesias cuando nosotros, sus miembros iniciemos un cambio profundo, de raíz acerca de cómo vivimos la fe.

 

Oración: Señor, hazme una persona que inicie el camino de vivir de acuerdo a tus valores y de esa manera estar colaborando con los propósitos que tienes para extender tu reino.

Como amar a Dios y a las personas.

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14.21

 

Como amar a Dios y a las personas.

 

La expresión básica de nuestro amor a Dios es el diálogo, porque no podemos amar a alguien si primero no estamos dispuestos a relacionarnos con él. Imagínese que usted le diga a su esposa “Querida, te amo pero no quiero escucharte” , o bien ella le  exprese “Querido, yo también te amo, pero no pienso hablarte”. La actitud de desear hablar y escuchar a alguien, tener el deseo de mantener un fluido y rico diálogo es la primera forma de amar a Dios. Nuestro amor a Dios comienza por la disposición interna de escuchar lo que El nos quiere decir a través de su palabra (Mateo 4.4) y hablar con El por medio de la oración (Mateo 6.6) Este diálogo permanente es la demostración de nuestro amor hacia él y del valor que su persona tiene para nuestra vida. Amar a Dios como primer valor nos lleva a poner los valores de Dios en primer lugar. ¿Qué es lo que Dios más valora? Sin duda alguna: las personas.

 

El amor a las personas encontrará su expresión en compartir el mensaje de salvación con aquellas personas que están perdidas, ajenas a Dios y sin Cristo, y hacia los que ya son hijos de Dios por medio de hacer de ellas discípulos de Jesús (Mateo 28.18-20).

Esta tarea múltiple nos coloca frente al hecho de que siempre tendremos la oportunidad de amar a las personas. Si la persona no es cristiana le haremos una presentación clara, completa y amorosa del evangelio y si es cristiana tendremos la oportunidad de continuar con su formación a través de la enseñanza para que sea un mejor discípulo de Cristo.

Podemos resumir algunas prácticas que demuestran nuestro amor a Dios y a las personas: Vida devocional, discipulado personal y Evangelismo personal. ¿Esta usted viviendo estos valores?

 

Oración: Señor, quiero vivir de acuerdo a tus valores, quiero encontrarme cada día para hablarte y escucharte y deseo amar a las personas compartiendo con los perdidos tu mensaje de salvación y con los que ya son tus hijos la enseñanza de tu Palabra.

 

El amor es acción.

Y estando en la condición de hombre se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2.8

 

El amor es acción.

 

En la persona de Jesús vemos un gran ejemplo de cómo funciona el completo y verdadero amor:

En Filipenses 2 la Palabra de Dios nos alienta a que “haya en ustedes este sentir que hubo en Cristo Jesús” lo que indica que el plano de los sentimientos es vital para una experiencia de obediencia.

Después se nos dice que él “no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse”; estimar es un ejercicio de nuestro pensamiento por el cual evaluamos si algo que haremos merece ser realizado o no, y esto nos marca la importancia de la reflexión en el proceso de obedecer.

 

Pero esta obediencia, que era una demostración de el amor de Jesús hacia su Padre y hacia nosotros culmina con la entrega de su voluntad: “haciéndose a sí mismo obediente hasta la muerte”.

Este acto de su voluntad es determinante para que haya obediencia. Si Jesús no hubiera alcanzado ese escalón en su obediencia nosotros hoy no seríamos salvos. Su amor por nosotros llegó al nivel de la acción y eso es lo que él afirmaba cuando decía “el que me ama, hace lo que yo le mando”, o sea alcanza el plano de la acción.

 

De la misma manera nuestro amor a Dios no debe quedar limitado a los aspectos del sentimiento o pensamiento sino que debe alcanzar su clímax en la acción.

Las palabras de Jesús a sus discípulos fueron “Síganme” y ésta expresión está dirigida  a nuestra voluntad. ¿Qué pasos debemos dar? Obedecer sus mandatos simples hacia él y hacia las personas.

 

Oración: Señor, quiero seguir tu ejemplo, permite que mis sentimientos y pensamientos se conviertan en los escalones previos de una demostración efectiva del amor a través de mis acciones por ti y por las personas.   

 

¿Cuáles son los valores de Dios?

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22.37 y 39 

 

¿Cuáles son los valores de Dios?

 

Jesús los definió con exactitud, no dejó este tema librado a nuestra elección.

La Palabra de Dios declara lo que él valora para su iglesia por sobre todas las cosas.  De estas palabras hemos derivado dos valores esenciales y podemos intentar aplicarlos en nuestra vida a través de todas nuestras acciones. Primer valor, amar a Dios. Segundo valor, amar a las personas. ¿Están estos valores presentes en nuestras acciones de la última semana?

 

Para contestar correctamente ésta pregunta debemos profundizar sobre qué significa amar a Dios y a las personas, porque sobre este punto también hay una gran confusión. La pregunta que puede ayudarnos a aclarar este asunto es la siguiente: ¿Cómo demostramos el amor a Dios y a las personas?

¿A través de nuestros sentimientos? Expresar, hablar, cantar, alabar, adorar, etc. ¿A través de nuestros pensamientos? Pensar, reflexionar, meditar, etc. ¿A través de nuestras acciones? O sea al responder, accionar, hechos, etc.

 

Una vez más ésta pregunta ha sido contestada por Jesús en Juan 14.21. El dice “Los que me aman, guardan mis mandamientos”. Esto no quiere decir que los sentimientos o los pensamientos no sean parte de nuestro amor a Dios, lo son, pero si son sólo eso, no alcanzan su máxima expresión que es mover nuestra voluntad para hacer la de El. La palabra guardar significa obedecer, hacer, practicar.

Es decir podríamos definir éstas palabras como acciones. Dios espera que nuestro amor a El y a las personas alcance el plano de las acciones para así ser un reflejo completo de nuestro amor.

 

Oración: Señor, que pueda expresar mi amor hacia ti y hacia las personas por medio de acciones simples y efectivas que muestren mi compromiso con tus valores.

 

¿Qué son los valores?

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2.26

 

¿Qué son los valores?

 

Los valores son las prioridades interiores que se expresan en nuestras acciones. La forma de descubrir nuestros valores es responder esta pregunta ¿Qué hiciste durante la última semana? ¿En qué usaste tu tiempo, tu energía y tu dinero en la semana que paso? Todos nosotros dedicamos nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro dinero a aquellas cosas que valoramos. Los valores que decimos creer, no son a menudo los valores que practicamos.

 

Pregunte a un grupo de cristianos ¿Cuántos de ustedes creen en hacer EVANGELISMO ? Cuente las manos alzadas. Luego pregúnteles ¿Quiénes compartieron el evangelio con otra persona durante ésta semana? Vuelva a contar las manos alzadas. Este ejercicio muestra la enorme distancia que generalmente existe entre creer y practicar y la confusión que los cristianos tenemos al considerar que estamos viviendo y practicando los valores que solo creemos intelectualmente y a los cuales asentimos emocionalmente. 

 

La Palabra de Dios declara que decir que uno cree no es suficiente, y que son nuestros actos los que demuestran que nuestra fe es verdadera. Santiago afirma que una fe que no está acompañada de acciones está muerta.  Si usted se anima a ver un cuadro de los valores de su vida tome un papel y lápiz, coloque los días de la semana arriba y las horas del día a la izquierda, luego complete en este cuadro con las acciones que realizo en cada hora de la última semana. 

 

Aquí tiene usted un cuadro de cuales son los valores de su vida.  Sus acciones muestran sus valores.

Para que Cristo sea el centro de nuestras iglesia debemos empezar a valorar lo que él valora. Si nosotros vamos a vivir como el cuerpo de Cristo debemos identificar los valores que caracterizan el corazón de Dios y hacerlos nuestros valores.

 

Oración: Señor, estoy viendo en este cuadro lo que estoy valorando en mi vida en este momento, quiero crecer en la dirección de incorporar a mi vida tus valores, ayúdame.   

 

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