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Un año diferente

Es posible para cada líder e iglesia hacer de este nuevo año un año diferente.

No estoy hablando de deseos, (fáciles de comunicar en estas épocas del año, difíciles de asimilar a mitad de año y un problemón para justificar su falta de concreción a fin de año), estoy hablando de hechos concretos que primero visualicemos, despues construyamos con sudor y lágrimas y luego concretemos a través de la perseverancia.

Desde nuestro pequeño lugar queremos poner la mano en el hombro de cada líder e iglesia y decirles que hacer un año diferente es posible.

Es posible ver 53 personas ingresar a la iglesia como fruto del trabajo realizado.
Es posible formar un grupo de 27 líderes y aprendices de célula.
Es posible ver 40 bautismos en un año.
Es posible contar con 50 personas que salen semanalmente a «hacer la obra» de evangelizar, discipular o visitar cara a cara.
Es posible ver crecer el número de células de 12 a 20 en un año.
Es posible superar nuestro aporte para sostener misioneros «en lo último de la tierra».
Es posible recoger una cosecha de 20 nuevos miembros en un trimestre.
Es posible duplicar la cosecha trimestral (de 10 a 20) como resultado del trabajo.

Todo esto como fruto de los procesos (evangelismo, discipulado, células, formación de líderes) semanales que se desarrollan fuera del edificio de la iglesia de manera personal.

Todos tenemos la oportunidad de soñar un año diferente, trabajar para tener un año diferente y lograr un año diferente en nuestras congregaciones.

Mirar lo que Dios puede hacer nos desafía a confiar en Él

Quiero dejar en su corazón tres versos de la Palabra de Dios que nos han ayudado para soñar y lograr un año diferente.

Creo que los beneficios de estas palabras están al alcance de todos aquellos que se animen a vivirlas en su propia experiencia.

El primero dice: «PERSISTIÓ EN BUSCAR A DIOS, Y EN LOS DÍAS QUE BUSCÓ A DIOS, DIOS LO PROSPERÓ» 2da Crónicas 26.5

La idea que este verso transmite es que la búsqueda de Dios (Su persona) debería ser la actitud principal en la cual debemos persistir.

Como al rey Uzías parece ser que cuando colocamos a Dios como nuestra primera búsqueda (por sobre nuestras actividades, intereses, programas y preocupaciones) Dios responde prosperando nuestros asuntos.

Cuando por el contrario otras cosas ocupan nuestro tiempo y buscar a Dios personalmente cada día pasa a un segundo plano, vemos como la prosperidad de nuestros asuntos se diluye misteriosamente.

Debemos «ENFOCAR NUESTRA VIDA EN DIOS»

Nuestra vida debería estar enfocada en primer lugar en Dios, a puerta cerrada (como mandó Jesús) y Biblia abierta.
No reemplazar esta búsqueda por nuestras actividades, no reemplazarla por nuestro ministerio, ni por ningún otro asunto que quiera colocarse a la par de la actitud de ir a buscar diariamente a aquél que es la fuente de todo don.

Equivocado, errado y malgastando su tiempo estará el líder que pretenda soñar con la dirección de Dios para lograr un año diferente sin tener el deseo de persistir anónimamente en la búsqueda personal e íntegra del Señor de la Obra.

El segundo verso declara: «EN TODO CUANTO EMPRENDIÓ, BUSCÓ A SU DIOS, LO HIZO DE TODO CORAZÓN, Y FUE PROSPERADO.» 2da Crónicas 31.21

Aquí hay un hombre con tres características esenciales que debemos adquirir si queremos ver desarrollado delante de nuestros ojos un año diferente.

Necesitamos ser emprendedores, buscadores de Dios (ya hablamos de esto en el punto anterior) y entregarnos a la tarea con todo nuestro ser.
Emprender siempre implica riesgos, pero si nunca desafiamos a nuestras iglesias a emprender actos concretos de fe no podemos esperar un año diferente.

Justamente nuestros años iguales (sin crecimiento) tienen mucho que ver con nuestra falta de coraje para emprender caminos nuevos, revisar ideas, intentar diferentes opciones hasta ver que las cosas cambian, el fruto aparece y el crecimiento es normal.

La idea que este verso deja en mi corazón es que debemos «EMPRENDER COSAS PARA DIOS»

Estas palabras encierran uno de los secretos de la bendición de Dios sobre nuestros trabajos.

La capacidad de emprender, manteniendo nuestra actitud de búsqueda de Dios como elemento principal, acompañada de la entrega de todo nuestro ser forman un condimento que generalmente Dios bendice dando su prosperidad sobre los asuntos emprendidos.

La iglesia deberá animarse a emprender nuevos desafíos si desea tener un año diferente.

El tercer verso dice así: «DIOS PUEDE DARTE MUCHO MAS QUE ESTO» 2da Crónicas 25.9

Nuestra mente nunca llegará a entender la capacidad de Dios para realizar su Obra.

Continuamente nuestra cabeza vuelve a encasillar la «Obra de Dios» dentro de nuestro razonamiento.

Este tipo de verso es el que nos recuerda que Dios puede y quiere darnos mucho más que lo que nosotros pedimos o entendemos.

Si nosotros le creemos a Dios deberíamos estar esperando que este año sea diferente en nuestra iglesia, que rompamos barreras, que el estancamiento termine, que regularmente veamos personas bautizarse y añadirse a la iglesia.

Nosotros debemos «ESPERAR GRANDES COSAS DE DIOS»

¿Quién duda que Dios puede y quiere darnos «mucho más que esto» en nuestras queridas iglesias?
¿Quién se atreverá a emprender desafíos concretos de crecimiento en sus congregaciones?

¿Quiénes correrán el riesgo de intentar cambiar?

Arremangue su camisa, tome un papel en blanco y empiece a escribir como piensa hacer de este un año diferente para su iglesia.

No se arrepentirá.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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Dejarse evaluar

¿Cuál es la primera sensación que viene a su mente cuando escucha la palabra evaluación?
¿Es una sensación negativa?
¿Es una sensación no agradable?
Si no es así, usted tiene muchas probabilidades de crecer en todos los aspectos.

Una de las características de personas, instituciones e iglesias (No confunda institución con iglesia, es fatal) que no crecen es que no se evalúan regularmente para determinar sus avances.

Uno de los cambios de mentalidad necesarios para poder crecer es comenzar a ver la evaluación como algo positivo para la iglesia

El ejemplo conocido por todos y que se aplica de manera «casi exacta» es la famosa visita al médico.
Ir al médico puede traernos buenas o malas noticias, cada uno de nosotros tiene su propia política en cuanto a este asunto.
Hay quienes van seguido y viven pendientes de su salud a tal punto que se enfocan en ella sin darse cuenta que es un medio y no un fin.
Están los otros que dicen que es mejor no ir porque uno se entera de «que está mal» y aducen que es mejor vivir sin enterarse.

Una vez más la palabra apropiada para encarar el 99% de nuestros problemas es: EQUILIBRIO.

Los peligros de ambos extremos son igualmente graves.
Un extremo es vivir evaluándose y preocupándose diariamente por nuestra salud.
Esto no es sano ya que consciente o inconscientemente nos volvemos ansiosos y pasamos a depender de la evaluación para vivir tranquilos y esta es una posición enferma.
El otro extremo es no evaluarse nunca, estos son los fanáticos del «ojos que no ven, corazón que no siente», adeptos que creen que no evaluar nunca nada los libra de preocuparse.

El grave peligro en este extremo es que estas personas o iglesias no pueden detectar enfermedades que localizadas «a tiempo» pueden ser tratadas.
La realidad nos indica que muchas personas e iglesias han sufrido enfermedades terminales que podrían haberse tratado si tan solo hubieran dado valor a una evaluación.

Cuando digo que la aplicación de la visita al doctor es «casi exacta» me refiero a que cuando miramos la iglesia la ilustración se queda corta ya que cada pastor puede decidir qué hacer con su salud personal pero no está habilitado a decidir qué hacer con la salud de la iglesia que lidera.

La evaluación es un arma poderosa para mejorar su iglesia

La primera actividad en nuestras reuniones administrativas es darle la oportunidad a cada miembro de entregarnos anotado en un papel las tres aspectos más positivos y mas negativos que ve en la Iglesia.

Esta es una manera simple de que usted como pastor deje que la iglesia se evalúe a sí misma y se corrija a sí misma.

Este simple acto les transmite a todos los miembros varias sensaciones: Ellos son parte responsable de evaluar la iglesia.
Ellos sentirán estirarse las fibras de su compromiso, porque en cada cosa que escriban estarán de alguna manera exponiéndose personalmente.
Ellos descubrirán que las mejoras dependen generalmente de ellos mismos.
Esto es solo un ejemplo de evaluación.
Usted puede ir buscando cada vez mejores formas de evaluar su iglesia a fin de asegurar su salud.

Nosotros actualmente realizamos evaluaciones regulares a nivel líderes de célula, a nivel de pastores y también utilizamos evaluaciones de personas que no sean de nuestra Iglesia (Esto es sumamente rico).

¿Por qué algunas personas o iglesias no se dejan evaluar?

Existen muchas razones, pero creo que la mas profunda es que la evaluación nos marca nuestros errores.
Como primer reacción no nos gusta que nos marquen errores, como segunda reacción el reconocimiento de nuestros errores nos debería llevar a cambiar y muchos no tienen deseos de cambiar la forma en que hacen las cosas.

Una de las razones más profundas por las cuales las iglesias no crecen es que no desean evaluarse a sí mismas.

Personas e iglesias que no se dejan evaluar encierran actitudes serias y profundas como corazones temerosos, mantener tapados sus errores, sostener formas que no han traído fruto, deseos de dominio (el que no busca dominar a la gente no tiene problemas en ser evaluado) y lo que tal vez sea mortífero para la iglesia: «creer que uno es omnipotente».

La actitud de fondo de personas e iglesias que no están dispuestas a ser evaluadas encierra la ideas de:

«Yo no necesito de nadie» (Como el que no va al médico)
«Yo estoy bien» (Hasta que le da un paro cardíaco)
«La Guía del Señor es suficiente» (Entonces para que enseña la Biblia que necesitamos de otros)

Lo único que demuestran estas frases es que todavía estamos «en pañales» si queremos ver nuestras iglesias crecer.
Que a pesar de decir que somos «simples colaboradores de la Obra de Dios» nos creemos mucho mas que eso.

De este ejemplo podemos entender con claridad que un colaborador no tendrá problemas en evaluarse ya que él simplemente es uno más que aporta.
Pero cuando nos creemos mas que colaboradores, (jefes de la obra) la evaluación atenta contra «nuestra obra» y especialmente contra nuestro ego.
Hemos dejado de ser simples colaboradores (1ra Corintios 3.9)

Los ejemplos Bíblicos están muy lejos de nuestra actitud de creer que no necesitamos de la evaluación de los demás:

Jesús se dejó evaluar por sus discípulos cuando les preguntó ¿Quién dicen ustedes que soy yo?

Pedro se dejó evaluar por Jesús a fondo cuando él le preguntó tres veces ¿me amas?

Pablo se dejó evaluar por su iglesia después de su trabajo misionero.

Apolos se dejó evaluar por Priscila y Aquila antes de ser un instrumento para Dios.

Una de las actitudes que mas valoramos en nuestro grupo de líderes es ésta: Dejarse evaluar y reconocer rápido los errores.

Esto es lo que detiene a una persona o una iglesia para poder crecer.

Cuanto más le cueste incorporar esta actitud más tiempo estará estancada, más tiempo repetirá errores y más tiempo seguirá viendo poco fruto para la Obra de Dios.

La manera más directa de empezar a crecer es poder mirarnos con honestidad.

Hacer una evaluación seria de nuestra realidad como iglesia y comenzar el tratamiento lento (asimilación lenta de nuevos ingredientes o vitaminas que fortalezcan nuestro cuerpo) o la decisión dolorosa (hay situaciones donde hay que cortar por lo sano) que mejore nuestra salud.

Y cuando el cuerpo es sano simplemente crece.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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¿Para qué existe la iglesia?

Un hombre está a oscuras comiendo de un plato, se acerca a la luz, la prende y descubre que lo que está comiendo son gusanos, lo piensa dos segundos, se acerca la luz, la apaga y continúa comiendo.
Moraleja: Muchas veces preferimos mantenernos a oscuras en vez de ver la realidad.

No es mi intención, ni estoy capacitado para realizar un gran estudio sobre la naturaleza de la iglesia.
Mi intención es acercarme a un hecho de Dios relatado en su Palabra que no deja mucho lugar para la reflexión, pero si mucho espacio para la obediencia.
Jesús dice en Mateo 21.43 «el reino de Dios será quitado de ustedes y será dado a gente que produzca los frutos de él».

Parecería ser que lo que Dios esperaba de su pueblo era que de fruto (resultados en calidad y cantidad).
Es fácil mirar al pueblo judío y decir que ellos no cumplieron su propósito, pero si nos miramos a nosotros mismos como pueblo nos vamos a encontrar con idéntico problema.

No estamos acostumbrados a ver «fruto» (personas), nuestras cosechas son pasajeras (campañas) y generalmente nos dejan con las manos (y las sillas) vacías.
No deberíamos quedarnos contentos con otros avances si este no se soluciona, ya que la experiencia del pueblo judía debería ser aleccionadora para nosotros.
Todos los otros aspectos de crecimiento no cubren la falta de crecimiento del reino en fruto real, resultados concretos y personas añadidas a la Iglesia.

Es interesante (por el pasado) y alarmante (por el presente) reflexionar en esta pregunta:

¿POR QUÉ DIOS CAMBIÓ DE PUEBLO?

¿ELLOS NO ADORABAN BIEN?
ERAN ADORADORES DIARIOS EN EL TEMPLO.
¿ELLOS NO ORABAN?
ORABAN TRES VECES AL DÍA DURANTE LARGAS HORAS.
¿ELLOS NO LEÍAN LA BIBLIA?
CONOCÍAN LA PALABRA DE DIOS DE MEMORIA.
¿ELLOS NO IBAN A LA IGLESIA?
IBAN TODOS LOS DÍAS AL TEMPLO Y SE SENTABAN EN LAS PRIMERAS SILLAS.
¿ELLOS NO DISCIPULABAN?
SEGUÍAN A SUS SEGUIDORES POR CIELO Y TIERRA.
¿ELLOS NO OFRENDABAN?
DIEZMABAN LA MENTA EL ENELDO Y EL COMINO (ESPECIAS) Y APARTE OFRENDABAN.

A pesar de todas estas prácticas relacionadas con la Enseñanza Bíblica ellos no produjeron lo que Dios esperaba de ellos: Fruto.

¿Se animará la iglesia a prender la luz y darse cuenta que su realidad (crecimiento) no es lo deseado por Dios?
¿Podremos como líderes decidir estrategias que nos lleven a obtener resultados y no solo conformarnos con una idea falsa de fidelidad a Dios?

Estas simples y breves palabras de Jesús deberían alcanzarnos para darnos cuenta que los resultados son vitales para Dios, que Él los espera y que está dispuesto a darlos en la medida que nosotros nos enfoquemos en su deseo e iniciemos los cambios y movimientos necesarios en nuestras iglesias para estar a la altura del propósito que Él tiene para nosotros como su pueblo.

Dos aspectos alentadores

1) Si Dios espera que su Iglesia produzca frutos, resultados y crecimiento es porque: TENEMOS TODAS LAS POSIBILIDADES DE ALCANZAR ESTOS LOGROS.

2) Si Jesús les asigna la responsabilidad de falta de fruto a los hombres es porque: CAMBIAR LA SITUACION ESTÁ EN NUESTRAS MANOS.

Hace unos años nosotros prendimos la luz de nuestro pequeño grupo y no nos gustó nuestra realidad (décadas sin crecer, siendo los mismos miembros durante mas de 20 años).
Reconocimos nuestra responsabilidad y nuestras fallas, dejamos a un costado todo lo que no producía fruto para el reino de Dios.

Nos enfocamos en las tareas simples que Jesús nos dejó de «Predicar» y «Hacer discípulos».
Nos unimos en células para trabajar juntos hombro con hombro, cara a cara, como un equipo.
Colocamos delante nuestras metas (que nos asustaron) de cuanto fruto (personas) queríamos alcanzar para la Gloria de Dios.

Y vemos hasta hoy (desde hace cuatro años) a Dios dando el crecimiento constante que Él promete en su Palabra.
Mientras escribo la ansiedad me carcome esperando el próximo domingo donde tendremos nuestra «Fiesta de la Obediencia» y recibiremos a nuevos miembros.

Mi oración y mi sueño es que podamos en este trimestre también como en los últimos seis trimestres ver «fruto».
También es mi sueño que cada Iglesia evangélica pueda comenzar a vivir produciendo constantemente «fruto» para el reino.
De esa manera estaremos disfrutando y alcanzando el propósito de Dios para nosotros su pueblo.

Que en el año que se inicia ninguna de nuestras iglesias baje la mirada, que nadie acepte objetivos menores, que ninguna moda o actividad novedosa distraiga a la iglesia de su propósito mayor de «producir fruto”, “alcanzar personas”, “crecer en cantidad», «extender el reino».

Todo para la Gloria de Dios.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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Tres llaves para crecer

Crecer es una idea de Dios.

Su palabra dice claramente que «Dios da el crecimiento» (1ra Corintios 3.6)
Lo que muchos nos preguntamos seguido es si Dios lo da ¿por qué no lo vemos?

Nosotros nos hemos acostumbrado a ver crecer nuestros hijos, nuestras plantas y nuestros animales, pero no estamos acostumbrados a ver crecer nuestras iglesias.
En todos nosotros está impresa la idea de que «no crecer es anormal».

Tengo que asumir que tratar otros temas (cristianos e importantes) durante mucho tiempo me ha servido para dejar a un costado el hecho anormal de que la iglesia no crezca.
Solo desde mi óptica personal creo que a ningún líder le hace cosquillas saber que el grupo que le toca atender está estancado.

Justamente solucionar los problemas (y nosotros los tenemos de todas las formas en el tema crecimiento) implica la capacidad de poder mirarnos honestamente con dos actitudes fundamentales:
– Poder reconocer nuestros errores (Aunque uno los siga cometiendo)
– Tener coraje para cambiar.

Lanzarnos al trabajo de hacer nuestra parte en el crecimiento que solo Dios dará con estas dos actitudes nos liberan de muchas ataduras.
Siempre les repetimos a nuestros líderes que una de sus actitudes fundamentales es «poder reconocer rápido los errores»
Un líder que no puede reconocer cuando se equivoca quedará estancado en su postura y lo que es peor: en su trabajo.

La experiencia ya nos ha enseñado que podemos tener líderes sin ver crecimiento durante mas de un año simplemente por no querer reconocer que hay cosas que está haciendo mal.
Ojo, esto no es un pecado, equivocarse es una parte del trabajo cuando uno intenta hacer algo, generalmente el que no se equivoca es porque no hace nada.

Atada a esta actitud debe venir la capacidad de cambiar, de realizar otra tarea, de darle valor a otras cosas, de poder sacrificar el «programa bendito» que la iglesia tiene hace 40 años (aunque no haya dado fruto) e iniciar, intentar, probar y hasta crear formas nuevas que nos permitan ver nuestras iglesias crecer.

Existen tres llaves simples que nos abren nuevas perspectivas

Cuando queremos ajustar la parte que nos toca a los hombres en el trabajo de Dios.
Si usted es de los que está por animarse a cambiar para ver su iglesia crecer le comparto tres ideas que nos han ayudado a crecer en los últimos años.

LLAVE 1: TENER UNA META CLARA.

Defina de forma clara y medible la meta de crecimiento a alcanzar por su Iglesia en el próximo trimestre.
Lo primero que necesita un chico, un joven, un adulto y una iglesia para poder lograr algo es que le digan claramente lo que debe lograr.
Justamente la primera función de un líder es indicar «hacia dónde vamos».
Si su iglesia no sabe qué es lo que quiere lograr durante el próximo trimestre ¿Cómo lo va a lograr?

Ya sé, no se crea que soy tan ingenuo, usted ya estará poniendo este artículo con todos los que le gustan los números, las estadísticas, etc.
Seguro que alguien está pensando que lo suyo va más allá de los números y que está interesado en lo espiritual o en el crecimiento en la calidad de su iglesia.
No me detendré en este artículo sobre este punto, no porque no sea importante sino porque es claramente una trampa o una excusa para no crecer en todos los aspectos.

Tome sólo unos segundos para pensar en estos ejemplos: Noé, Moisés, Josué, Nehemías, y Pablo, en relación a esta pregunta.

¿Tenían estos hombres de Dios metas claras y medibles?

La respuesta es SI.

Para Noé era construir un arca, para Moisés sacar el pueblo de Egipto, para Josué conquistar la tierra prometida, para Nehemías construir el muro y para Pablo Plantar Iglesias en lugares estratégicos.

¿Cuál es la meta clara y medible de su Iglesia para el próximo trimestre?

Hasta Jesús fue una persona con Metas claras.
En Marcos 10.45 Él dice que vino para «dar su vida en rescate por muchos» y en Lucas 19.10 define aún mas su meta principal al declarar «Yo he venido a buscar y a salvar lo que se había perdido».

Nuestras iglesias necesitan saber que están intentando alcanzar.
A veces los pastores nos quejamos de que los miembros no mueven un solo pie, pero tengamos en cuenta que los que si quieren trabajar no pueden iniciar la marcha hasta que nosotros indiquemos claramente adónde vamos.

PREGUNTA ¿Cuál es la meta clara y medible de su Iglesia para el próximo trimestre?

LLAVE 2: ACCIONAR

Realizar la secuencia de acciones que nos corresponden para lograr la meta propuesta.
Hay una distancia entre el lugar donde está tu iglesia hoy y la meta que has escrito.
Para ver tu iglesia crecer y las metas puedan ser alcanzadas debes rellenar ese espacio con acciones.

El primer paso claro para tus miembros será Definir cuáles son las acciones que los llevarán a alcanzar las metas.
La parábola de la oveja perdida nos muestra una buena definición de una acción efectiva: «Va tras la que se perdió hasta encontrarla”. (Lucas 15.4)
o yendo al ejemplo de Jesús y su meta en esta tierra, él dice en Juan 12.27 «Para esto he llegado a esta hora».
Jesús se da cuenta que, si bien la meta era buena, ahora ha llegado la hora de realizar las acciones concretas correspondientes para que esa meta sea cumplida.

Pablo también hace mención a este tema cuando dice » el labrador para participar de los frutos, debe trabajar primero» (2da Timoteo 2.6)
En este punto a muchos de nosotros se nos queman las naves, porque una cosa es planificar y colocar metas y otra muy distinta realizar el trabajo necesario para que esas metas se logren.

Si ya tienes la meta para tu iglesia y has definido con tus miembros cuales son las acciones que hacen la diferencia para alcanzarla la pregunta que te ayudará en el trimestre es ésta:

PREGUNTA ¿Está su iglesia realizando las acciones necesarias para alcanzar tus metas?

LLAVE 3: EVALUAR

Revisar semanalmente el avance para corregir a tiempo las acciones a fin de alcanzar la meta propuesta.
Evaluar directamente es una acción que no está incorporada en muchas iglesias.
La falta de evaluación es una de las razones por la cual las iglesias no crecen, ya que donde no hay evaluación no existe la corrección para alcanzar un objetivo.
Cuanto más efectivo se quiera ser en un trabajo, mas regularmente deberá ser evaluado.

En nuestros dos primeros años de trabajo nosotros hicimos una evaluación anual del trabajo de la iglesia.
Fue un error.
Actualmente hacemos evaluaciones semanales en el entrenamiento de líderes para ver si estamos concretando las acciones que nos llevarán a alcanzar las metas.

También una evaluación trimestral como iglesia donde cada miembro y cada célula está involucrado directamente con el logro que se intenta alcanzar trimestralmente.

Cada célula sabe claramente si ha alcanzado sus metas como célula.
Las metas como Iglesia son la suma de las metas de cada célula, esto nos permite detectar los grupos estancados y ayudarles a mejorar su trabajo para el Señor.

En Lucas 13.6-9 hay una parábola que nos da una idea un tanto dura de una evaluación: «Si da fruto, bien; y si no córtala».
Lo que no podemos negar es que las cosas espirituales no pasan solo por la fidelidad y la calidad sino también por los resultados.
El fruto es el resultado de un trabajo realizado por el hombre (sembrar, regar, etc.) donde Dios provee lo que solo Él puede dar: crecimiento.

PREGUNTA ¿Necesita corregir las acciones de su Iglesia a fin de alcanzar las metas propuestas?

Les dejo resaltadas algunas frases de Pablo que nos ayudan para iniciar un proceso de trabajo que concluya en crecimiento:
(El pasaje se refiere a metas espirituales personales de Pablo, pero permite extraer principios sobre la concreción de una meta específica)
«No creo haber conseguido ya la meta ni me considero un «perfecto», sino que prosigo mi carrera hasta conquistar, puesto que ya he sido conquistado por Cristo.
No, hermanos, yo no me creo todavía calificado, pero para mí ahora sólo vale lo que está adelante, y olvidando lo que dejé atrás, corro hacia la meta, con los ojos puestos en el premio de la vocación celestial, quiero decir, de la llamada de Dios en Cristo Jesús.
Todos nosotros, si somos de los «perfectos», tenemos que pensar así; y si no ven todavía las cosas en esta forma, Dios los iluminará.
Mientras tanto, sepamos conservar lo que hemos conquistado” (Filipense 3.12-16- Versión BL)

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert

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¿Qué es una Célula?

¿Qué es una Célula?
¿Cómo no confundirse?
¿Cómo no caer en trampas que nos llevarán a una desilusión?
¿Estamos realmente teniendo células en nuestra iglesia?

Todas estas preguntas han sido contestadas de manera excelente por Joel Comiskey en un artículo titulado «Proteja a su célula de un ataque viral».
Con la debida autorización (Gracias Joel) quiero parafrasear y adaptar su artículo creyendo que será de bendición para todos los que deseamos ver nuestras iglesias crecer a través de las células.

¿Qué es lo más importante que debemos cuidar en una iglesia de células?

¿Debemos ver si los entrenamientos son buenos?
¿Mirar si la gente viene a los cultos?
¿Ver si la estructura de cuidado es la correcta?
¿Observar si la iglesia crece?

Ninguna de estas cosas se puede comparar con el centro que genera vida en la iglesia y que está en manos de cada grupo de célula: La célula misma.

Nosotros hemos visto no-cristianos transformados por el ambiente interactivo (todos participan continuamente)
Hemos visto la diferencia entre estar en un Culto y una célula.
Pudimos corroborar que los cristianos se pueden desarrollar como aprendices y líderes en el ambiente familiar de una célula.
Nos gozamos con ver nuestra iglesia duplicarse dos veces como producto del trabajo en las células.

Hoy se está empezando a desfigurar el término célula.

Todas las iglesias han querido estar a la moda y llaman célula a todo grupo pequeño de personas que se junta con algún motivo.

Muchos líderes de célula han caído en esta trampa.

Llaman así a grupos de estudio bíblico, a clases de escuela dominical, a grupos de adoración que se reúnen o a cualquier grupo de personas que no supera las 10/12 asistentes y dicen “yo tengo una célula”.
Nos podemos estar engañando.

Algunos llaman célula a grupos pequeños de aconsejamiento, otros a grupos pre- matrimoniales que toman su curso en el edificio de la iglesia.
Otros llaman célula a grupos que se encuentran cada 15 días y otros a grupos que se ven una vez por mes.

Algunos parecería que quieren lograr una bendición especial usando la palabra célula cuando en realidad el grupo está funcionando igual que hace 10 años, pero ahora ha cambiado de nombre.

Ejemplo: Clases de escuela dominical que ahora se denominan células. “Antes teníamos 10 clases de Escuela dominical, ahora tenemos 10 células».

Hay líderes que están durmiendo tranquilos con este cambio de nombre.
Cuánto daño se verá en el futuro a largo plazo.

Muchas iglesias ya están experimentando que el cambio de nombre no produjo ningún crecimiento

(como le habían prometido los promotores de las células) y esto irá en aumento.

Líderes y personas que descubrirán que las células que ellos abrieron no han traído crecimiento a la iglesia ni son efectivas para vivir la vida de la iglesia de una manera más efectiva.
Es normal que esto ocurra, ya que no se ha experimentado la vida de la célula en absoluto o tal vez vagamente.
Dentro de muy poco habrá una gran confusión en las iglesias, nadie sabrá donde hay células y donde no las hay.
Aquellos que han abierto grupos a su manera y los han llamado células ahora descubren que las personas no están experimentando verdadera vida del cuerpo, evangelización que penetra en los barrios, discipulado personal responsable, desarrollo de líderes y mucho menos crecimiento.

Ayudaría mucho acercarnos a una definición de célula a fin de que los líderes puedan honestamente ver si lo que están desarrollando es una célula o simplemente (lo cual es de mucho valor también) grupos pequeños.
Si nosotros no podemos decir claramente que es una célula deberíamos colgar los botines porque no estamos ofreciendo un camino claro para aquellos que desean avanzar seriamente sobre él.

Componentes que nos ayudan a definir una célula.

(Mire usted como líder si tiene una célula o no)
Si un grupo pequeño no incluye estos componentes estamos en presencia de otra cosa, pero no de una célula.

El primer componente de una célula es Discipulado.

La célula trabaja en grupo e individualmente para que las personas incorporen los valores de Jesús.

Si un grupo pequeño no está avanzando en las disciplinas que Jesús nos dejó para practicar (Vida devocional, Discipulado, Evangelismo, Miembros del cuerpo) no estamos ante una célula.
El enfoque en compañerismo no alcanza para llamar a un grupo una célula.
Las células deben transformar a las personas para ellos ser seguidores de Cristo en obediencia a sus mandatos.
Los miembros de una célula discipulan o están siendo discipulados semanalmente.

El segundo componente de la célula es pequeña.

Con más de 12 personas, las células pierden su intimidad.
Nosotros debemos guardar las células pequeñas, para que todos tengan oportunidad de compartir y comunicar.
Hoy se habla de células de 25 personas y esto es un gran error, la intimidad se pierde y la confianza no se alcanza.
Una célula no supera las 12 personas.

El tercer componente es Evangelismo.

La célula penetra a través de sus miembros con un propósito mayor a ellos mismos.
Los miembros de la célula no son el fin de la misma, solo el medio para que otros conozcan.
Estamos juntos para que otros conozcan, no solo para sentirnos bien.
Los miembros de una célula juntos o individualmente salen semanalmente a evangelizar.

El cuarto componente es Hogares o sitios fuera del edificio de la iglesia.

Las células funcionan fuera del edificio de la iglesia a fin de localizar a los no-cristianos donde ellos trabajan o viven.
El movimiento actual consiste en juntar en grupos pequeños a la gente que viene a la iglesia, pero esto lo único que hace es perpetuar el “venga al edificio” y la estrategia de las células es “nosotros vamos donde están las personas”
Las células funcionan fuera del edificio de la iglesia penetrando la comunidad.

El quinto componente es Multiplicación.

Las Células viven para multiplicarse.
Las células sanas de nuestro cuerpo generan nuevas células.
La vida de la célula consiste en dar a luz otra célula y así hacer crecer el cuerpo (La Iglesia)
Esto es tan esencial que exigirá la concentración del líder y del grupo para que esto ocurra.
De hecho, no va a pasar bajo líderes demasiado ocupados que no tienen tiempo para la tarea evangelística.
Sólo a través de concentrarse en la búsqueda intencional de personas es que una célula podrá crecer.
Todo otro enfoque por bueno que parezca (vivencias, doctrinas, comunión, etc.) distraerá del objetivo principal de la célula que es generar nueva vida en el cuerpo (la iglesia).
La célula da a luz otra célula.

El sexto componente es la Regularidad del trabajo.

Nosotros creemos que cada célula es la iglesia y como iglesia debe reunirse y trabajar cada semana.
Si nosotros vemos la célula como algo menor a la iglesia pondremos el trabajo de la célula y su reunión como algo secundario y esto traerá desilusiones.
Cuando nosotros decimos “no importa si no viniste a la célula, pero viniste al culto” estamos declarando que la célula no es la iglesia reunida.
La célula se reúne semanalmente como iglesia pequeña para alcanzar su propósito de ser iglesia en medio de la comunidad.

Una célula es un grupo de 4 a12 personas que se reúnen semanalmente fuera del edificio de la iglesia con el propósito de evangelizar y discipular a las personas con la meta de dar a luz una nueva célula en el término máximo de un año.

Protejamos la verdadera naturaleza de la célula (iglesia) para en primer lugar no engañarnos y en segundo lugar no se vuelva algo deforme, a nuestra manera y enfermizo para el Cuerpo de Cristo.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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3 Movimientos (Parte III)

Repasemos por última vez el inicio de este tema: Existen por lo menos 3 movimientos reales en la vida de una Iglesia que se dirige seriamente a funcionar como una Iglesia de Células.

1º) Movimiento de actitud: De «Creer Valores» a «Practicar Valores».
2º) Movimiento de escenario. De «Funcionar en un edificio» a «Funcionar en los hogares»
3º) Movimiento de Enfoque. De «Trabajar con programas» a «Trabajar con Personas»

En este número nos concentramos en el tercer punto:

Movimiento de Enfoque. De «Trabajar con programas» a «Trabajar con personas»

Nuestro Manual de Lideres de Células se refiere a este tema de esta manera:

«Nuestra iglesia intentará centrarse en las personas.
El enfoque de la iglesia es satisfacer las necesidades íntimas de sus miembros y los no cristianos.

La organización de programas que den solución a las necesidades de las personas nos ha llevado a poner los programas en primer lugar y relegar a las personas al segundo.
La diferencia fundamental es que la estructura de grupo que intentaremos armar se construirá alrededor de las personas y relaciones, no de los programas.
Pondremos lo mejor de nuestros recursos para atender a las personas.
Volcaremos todas nuestras intenciones en las personas directamente y no en un programa que las atienda.
Cada grupo pequeño intentará cubrir las necesidades de los miembros a través de las familias de ese grupo, atendiendo así las necesidades concretas de su grupo de personas y ganándose así el derecho de compartir a Cristo con ellos.»

A usted le costará creer que esto sea así en una Iglesia pero es posible.

Actualmente nuestra Iglesia con solo 3 Horas de reunión semanales (Culto, Entrenamiento de Líderes, y Células)

El resto del tiempo ha sido liberado de ir a reuniones o programas y también de prepararlos.

La mayoría de los miembros utiliza este tiempo libre para trabajar directamente con las personas.

Cuando hay una persona interesada el mayor logro para nosotros no es traerla a la reunión sino poder empezar a trabajar con la persona cara a cara.
El mayor logro (vemos festejos de esto muy seguido en nuestra iglesia) no es poder decir «Vino a la reunión» sino poder decir «Inicié un discipulado», «Esta persona aceptó que la visite semanalmente», «Empezamos a estudiar la Biblia juntos».

¿Por qué éste es el logro mayor? Simplemente porque Jesús vino a salvar personas.

Uno de los ejercicios regulares en el entrenamiento de Líderes de Células consiste en chequear como cada líder está utilizando su tiempo.
¿Esto es para ejercer control? Todo lo contrario, es para ayudarle a que se mantenga enfocado en el trabajo con las personas y no en otras tareas.

No existen ya horas dedicadas a grandes preparaciones de programas, eventos o campañas.

Hemos puesto a un costado totalmente estas actividades por algunas razones simples:
1) Los programas absorben la mayoría del tiempo de los miembros.
2) Los programas hacen creer a los miembros que están trabajando con personas.
3) Los programas se vuelven más importantes que «ir a buscar al perdido».
4) Los programas distraen a los miembros del motivo por el que Jesús murió: Las personas.
5) Los programas no han traído crecimiento a la iglesia.

Es un cambio posible en la iglesia de Cristo que sus seguidores un día digan: «Paren los programas» y se pregunten después de 5, 10, 15 y hasta 20 años de trabajo ¿ésta forma de trabajar creando un programa tras otro y usándolo como medio para llegar a las personas, ha dado crecimiento a la iglesia?

Usted dirá ¿y qué otra cosa hacer?

Lo que Jesús hacía: ir directamente al encuentro de las personas.

Si nosotros miramos a Jesús él no preparó programas a los cuales las personas tenían que venir.

Jesús envió a sus discípulos para que ellos vayan directamente al encuentro de las personas.

Cuando la primera iglesia ganó la calle (Hechos 5.42) el persona a persona impactó la sociedad.

Pablo inició su ministerio yendo al encuentro de la gente.

Ninguno de ellos perdió el enfoque ni el propósito para el cual había sido llamado.
Ninguno de ellos colocó un medio (programas) para ser de bendición a las personas.

A esta altura es bueno aclarar que los programas no son malos (no se confunda), pero si los programas y eventos (y su preparación) están absorbiendo nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y nuestro dinero cuando estos elementos (tiempo, esfuerzo y dinero) podrían estar enfocados directamente en las personas, yo me detendría a reflexionar.

Tal vez sin darnos cuenta hemos acostumbrado a los miembros, que entre la iglesia y las personas, el lazo que los une es un programa x.

El desafío de guiar a una congregación a enfocarse en las personas.

Esto implica predicarles y enseñarles cara a cara e introduce a la iglesia en otra forma de vida:

1) Esta forma de vida de la iglesia libera a todos los miembros para practicar los mandatos de Jesús (Marcos 16.15 Predicar, Mateo 28.18-20 Hacer discípulos).
2) Esta forma de vida de la iglesia genera responsabilidad personal en los miembros de la iglesia (ya no hay un programa para satisfacer a la gente).

Ahora la responsabilidad de hacer algo (Predicar o enseñar) a las personas esta en manos de los miembros.

La mayoría de los miembros de las iglesias se sienten «misteriosamente libres» de las responsabilidades de «Predicar y hacer discípulos» porque la iglesia ha organizado un programa para estos fines.

El resultado de este pensamiento es que el 80% de los miembros de una iglesia nunca han ganado una persona para Cristo ni discipulado a nadie personalmente.

3) Esta forma de vida de la iglesia hace que la iglesia se vuelva personal para los que se contactan con ella.

La iglesia ya no ofrece programas sino contacto personal, relación cara a cara y un oído para escuchar.

4) Esta forma de vida de la iglesia trae crecimiento.

Lo hemos visto en los últimos años de nuestra iglesia.

Actualmente más de 40 personas salen cada semana a encontrarse cara a cara con otras personas (algunas para evangelizar y otras para discipular).

¿Sabe lo que eso significa? Que cada semana regularmente muchas personas están escuchando el evangelio de una manera personal.

El resultado es que cada semana hay fruto, hay conversiones, hay nuevos discipulados y cada trimestre estamos viendo más de 10 personas ingresar a la Iglesia como miembros.

«Las personas vienen buscando una relación y nosotros le ofrecemos un programa, vienen buscando una mano en el hombro y le ofrecemos reuniones, no es raro que la mayoría no vuelvan»

La iglesia debe cambiar si quiere ser efectiva.

La iglesia debe reenfocarse en las personas, solo por ellas Cristo murió.

Ir hacia ellas con el potencial de cada uno de nuestros miembros es el mandato que Jesús nos dejó.

¿Podrá la iglesia moverse hacia las personas?
¿Preferirá la iglesia seguir usando su tiempo, esfuerzo y dinero en otras cosas?
¿Se animará a cambiar? Veremos.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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3 Movimientos» (Parte II)

Repasemos la primera parte de este escrito: Existen por lo menos 3 movimientos reales en la vida de una Iglesia que se dirige seriamente a funcionar como una Iglesia de Células:

1º) Movimiento de actitud: De «Creer Valores» a «Practicar Valores».
2º) Movimiento de escenario. De «Funcionar en un edificio» a «Funcionar en los hogares»
3º) Movimiento de Enfoque. De «Trabajar con programas» a «Trabajar con Personas»

En este número nos concentramos en el segundo ellos:

Movimiento de escenario. De «Funcionar en un edificio» a «Funcionar en los hogares»

El regreso de la Iglesia (grupo de personas) a funcionar en los hogares puede ser visto desde tres aspectos diferentes.

El primer aspecto está relacionado con lo geográfico o físico.

El Hogar como sitio donde volvemos a enfocar el ministerio, el lugar natural donde estamos, actuamos y vivimos nuestra fe con todas las acciones que esta implica.
El señor Jesús nos dejó su ejemplo al enseñar, hacer milagros, sanar, ofrecer perdón, predicar, comer, bendecir, tener comunión con sus discípulos y celebrar la Cena del Señor en los hogares. (Ver base Bíblica en «8 lecciones para la transición»).

La primera iglesia (de tanto ver a Jesús) de modo natural actúa en el mismo territorio, orando, perseverando en la doctrina, predicando, visitando, enseñando, etc. (Ver base Bíblica en «8 lecciones para la transición») en los hogares.
Finalmente, el apóstol Pablo continua en Hechos y sus cartas mostrando que él también llevó a cabo la mayor parte de su ministerio en los hogares. (Ver base Bíblica en «8 lecciones para la transición»).
Jesús, la primera Iglesia y Pablo nos dan precisa evidencia de que el hogar fue el lugar utilizado por ellos para que la iglesia desarrolle su ministerio de una manera informal, personal, natural y participativa.

El segundo aspecto está relacionado con el sentido o significado del hogar como lugar donde vivimos las distintas acciones que involucran a la iglesia

El hogar es el lugar donde vive una familia.

Será imposible generar en un hogar el sentido de la reunión organizada de una institución, en el hogar se respira el clima familiar.

El nivel de relajación que se logra en un hogar no puede ser comparado con la actitud defensiva de una persona que ingresa a un edificio por primera vez.
El hogar incluye la informalidad, lo común, lo diario, el imprevisto, la cercanía, el hombro con hombro y muchos aspectos más que contribuyen a que las personas disfruten de otro sentir.

Abrir nuestro hogar o ir hacia el hogar de una persona incluye de parte nuestra o de la otra persona una apertura de nosotros mismos que se percibe, que nos une y nos libera.
Cuando uno traspasa la puerta de un hogar se le está permitiendo el ingreso a la vida misma de una familia.

Cuando el otro ingresa en nuestro hogar sabe que nos estamos abriendo hacia él, incluyendo nuestra vida.
Para ninguno de nosotros y para los no-cristianos especialmente, es muy diferente que le abramos la puerta de un edificio a que le abramos la puerta de nuestro hogar.

Transmitir nuestros valores y ser iglesia desde el calor familiar de nuestros hogares impacta desde el momento de la apertura hasta el momento de la despedida.
Pocas personas pueden mantenerse frías ante alguien que le abre sus puertas de par en par y comparten la intimidad de su hogar con otras personas a fin de serles de ayuda.

El tercer aspecto está relacionado con nuestra responsabilidad de IR

Si miramos la actitud de Jesús en sus días aquí en la tierra vemos que era de «IR» hacia las personas.

Cuando él se va y nos deja sus dos mandatos mas claros, «Predicad (Marcos 16.15) y «Hacer discípulos» (Mateo 28-.18-20), él se encarga de colocar adelante de cada uno de ellos la palabrita «ID».
Esas dos pequeñas letras matan la actitud actual de muchos de nosotros.
Jesús estaba poniéndole remedio a la pasividad de su Iglesia.
Cuando nace la primera iglesia dice que ellos también «predicaban y enseñaban (Hechos 5.42) no solo en templo (lo que igual implicaba IR porque ese no era su templo) sino también en las casas. Aquella era una iglesia movilizada por toda la ciudad, en un «IR» continuo y diario.
Pablo mismo adopta esta actitud de «IR» constantemente a los hogares como forma natural de extender su ministerio.

Los hogares son la posibilidad de la iglesia de terminar con el «VENGAN A NUESTRO EDIFICIO» y poner en práctica el «IR» hacia las personas.

En nuestra experiencia todos los aspectos (Adoración, evangelismo, discipulado, consejería, enseñanza, oración, cena del Señor, etc.) de la iglesia se viven de manera mucho más rica en el contexto del Hogar que en el de un edificio.
Ganamos en participación, informalidad, contacto personal y confianza.
A todo esto, le sumamos que estamos siendo «luz» ahí donde es necesaria, en medio de las personas de nuestro barrio.

Sin darnos cuenta extendemos el evangelio a otros barrios y entramos en el concepto de Misión global que Jesús nos dejó en Hechos 1.8. (Nuestro barrio, los de al lado, los más alejados y hasta lo último»)

Si usted ya cuenta en su Iglesia con un grupo pequeño de personas que ha dado el primer paso y se ha movido de «Creer Valores» a «Vivir valores», ahora anímese y dé el segundo paso.

Coloque frente a ellos el desafío de «dejar de hacer todo lo que hacen en el edificio» y se muevan a realizarlo en los hogares.
Sólo haciéndolo usted conocerá la diferencia.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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3 Movimientos (Parte I)

Pocas cosas desaniman mas a un fiel seguidor de Jesucristo que las continuas promesas de cambios reales en nuestra forma de vivir la Iglesia para chocarse una y otra vez con la realidad de que los líderes o la iglesia completa no se animan a movimientos hacia nuevas formas de trabajo que nos guíen al crecimiento.

No es la intención detenernos en las razones de esta falta de atrevimiento de parte de los seguidores de Jesús ya que muchas son conocidas, charladas y hasta adoptadas como valederas.

Nuestro deseo es prender la luz acerca de los cambios reales que se producen en los cimientos de una iglesia cuando está declara trabajar con células.

3 movimientos reales en la vida de una Iglesia que se dirige seriamente a funcionar como una Iglesia de Células

1º) Movimiento de actitud: De «Creer Valores» a «Practicar Valores»

2º) Movimiento de escenario: De «Funcionar en un edificio» a «Funcionar en los hogares»

3º) Movimiento de Enfoque: De «Trabajar con programas» a «Trabajar con Personas»

En este número nos concentramos en el primero de ellos: 1º) Movimiento de Actitud.

De «Creer valores» a «Practicar Valores»

Todos los miembros de las iglesias dicen creer en el evangelismo.

Pero si usted pregunta entre un grupo de líderes «¿quiénes compartieron el evangelio con otra persona la semana anterior?» usted conocerá que eso es solo una buena creencia.

Si usted pregunta cuantos valoran el discipulado personal, todos levantarán su mano.

Pero si usted pregunta «¿quiénes discipularon personalmente la semana anterior?» usted aprenderá que los valores de una persona no son siempre los que declara.

Si usted pregunta cuantos valoran la vida devocional, nadie pasará por poco espiritual.

Pero si usted pregunta «¿Cuántos de ustedes tuvieron un encuentro personal cada día con el Señor que incluya la oración y la lectura de la Biblia en la semana que pasó?» prepárese para escuchar unas cuantas excusas y razones.

Si usted pregunta cuantos cristianos valoran las misiones que alcanzan al perdido todos levantarán su pulgar, pero si usted pregunta «¿cuánto ofrendan mensualmente para sostener misioneros?» usted sentirá que hay algo que no cierra.

El cambio fundamental en la vida de una Iglesia se da cuando un grupo de miembros simplemente empiezan a practicar lo que dicen que creen.

Creo que no es necesario volcar pasajes bíblicos que muestran que lo que Jesús mandó es para ser obedecido (si fuera necesario alcanza con Santiago 1.22)

Mientras muchos usen los mandamientos de Jesús solo como una forma de pensar, otros para emocionarse y algunos para hacer teología Dios seguirá buscando gente simple que haga con esos mandatos lo que Él espera: QUE SE LOS PRACTIQUE.

Las iglesias podemos hablar de renovación o no, podemos incluirnos o excluirnos de ella, lo cierto es que mientras cada uno de nosotros no practiquemos de una manera personal, natural y regular los simples mandatos que Jesús nos dejó (Predicar y hacer discípulos) podemos seguir organizando eventos, cultos de alabanza y mega reuniones, pero no escaparemos de la conclusión que Santiago da.
Si no practicamos sus mandamientos nos engañamos a nosotros mismos. Santiago 1.22

El logro más difícil de alcanzar en una iglesia es que sus miembros practiquen los mandamientos de Jesús.
Los cambios reales en una iglesia comienzan cuando uno, dos o 20 miembros empiezan a vivir los valores de «Vida devocional», «Predicar», «Hacer discípulos», «Vida de célula», etc.

Esto solo sin ninguna estructura que lo sostenga ya trae crecimiento a la iglesia y permite empezar a ver fruto (personas).
En realidad, este movimiento es el cambio real de fondo que sostiene el crecimiento de una iglesia.

Cuando este movimiento se concreta entre los miembros de una iglesia no queda otro horizonte que comenzar a crecer.
Lo invito a mirar de reojo a la iglesia primitiva en Hechos y descubrirá que «sin dinero», «sin materiales», «sin nuestros recursos actuales», «sin adjudicarse renovación alguna» y «sin tener tantos programas, eventos y reuniones» ellos aún hoy nos enseñan cual es el camino del crecimiento constante: Practicar los mandamientos de Jesús.
«todos los días» (Ellos lo hacían regularmente) «en el templo y por las casas» (Ellos iban donde estaban las personas) «no cesaban» (Perseveraban en la misma práctica) «de enseñar de Jesús» (Discipulado personal en hogares) Mateo 28.18-20 «de predicar de Jesús» (Evangelismo Personal en hogares) Marcos 16.15 Hechos 5.42

Estas son algunas preguntas que siempre me inquietaron:
¿Qué razones impiden a la Iglesia hacer algo tan simple?
¿Por qué la Iglesia hace «tantas cosas» que Jesús no mandó?
¿Qué nos impide practicar lo que decimos valorar?

Hoy aún busco respuestas como muchos de ustedes, pero hay una que comienza a afirmarse en mi corazón.
Me parece que todos estos «porque» tienen una misma y gran respuesta.

Creo que el día que la Iglesia deje de «inventar» formas de avanzar y obedezca los simples mandatos de Jesús comenzará a crecer.
Creo que el día que la iglesia se anime a preguntarse ¿Esto que hacemos es lo que Jesús nos mandó? va a recapacitar.

Hasta tal vez se atreva a poner a un costado «tantas cosas» que hoy ocupan su tiempo, dinero y energía y empiece a través de sus miembros a practicar los valores de Jesús, ese día comenzará a crecer.
Creo que el día que un solo miembro se mueva de «Creer valores» a «Practicar valores» la iglesia comenzará a crecer.
El día que la iglesia haga lo que Jesús mandó simplemente crecerá.

Anímese, muévase usted mismo de «creer» a «practicar», desafíe a su gente a moverse de «creer» a «practicar», y descubrirá la diferencia, para usted y para su iglesia.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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Procesos Vitales

Una de las maneras más simples de intentar romper la inercia (ser siempre los mismos) en el trillado tema del crecimiento de las iglesias es entregarnos a participar fielmente y de manera constante a algunos procesos vitales que el Señor Jesús nos ordenó practicar.

Uno se inclina a pensar que el crecimiento está ligado a grandes acciones, momentos cumbres y engorrosos gastos, sin embargo, la experiencia propia nos demostró que esto no siempre ocurre.

Después de insistir durante un año para que nuestra iglesia se dedique a practicar algunos simples mandatos de Jesús y deje de lado el resto de las actividades, hemos podido descubrir la linda sorpresa de que el crecimiento está ligado a pequeñas acciones constantes, donde casi no existen momentos cumbres (salvo el momento de cosechar el fruto) y que no es necesario endeudarse.
Al iniciar nuestro proyecto de trabajo intentamos enfocar y concentrar a los miembros en cuatro procesos vitales: (Al hablar de procesos entendemos que incluyen una determinada regularidad)

Vida devocional personal

(Mateo 4.4 y 6.6 – Mateo 22.37)
Este proceso implica la imprescindible relación directa y diaria con Dios como el fundamento de nuestra dirección y alimentación.
Pregunta de chequeo: ¿Ha tenido usted la semana pasada encuentros diarios con Dios que incluyan la oración y la lectura de la Biblia?

Evangelismo personal en Hogares

(Marcos 16.15) Este proceso implica la obediencia regular a uno de los mandatos mas claros y simples de Jesús.
Incluidos los detalles que el mandato expresa.
IR: la responsabilidad de ir está de nuestro lado.
POR TODO EL MUNDO: Misión Global de acuerdo a Hechos 1.8.
PREDICAR: No confundir charlas amenas con la exposición del mensaje.
EL EVANGELIO: No cambiar el mensaje por otro tipo de ayudas.
A TODA CRIATURA: No discriminar.
Pregunta de chequeo: ¿Ha compartido el evangelio con alguna persona durante la última semana?

Discipulado personal en Hogares

(Mateo 28.18-20) Este proceso implica seguir el ejemplo de Jesús en formar personalmente discípulos.
Incluye los detalles de:
IR: Otra vez la responsabilidad está de nuestro lado (Gracias Señor por aclararlo)
HACER DISCIPULOS: Formar personas que incorporen los valores de Jesús.
A TODAS LAS NACIONES: Otra vez Misión Global. (Hechos 1.8) (Caramba, que coincidencia)

BAUTIZANDOLOS: Compromiso público que debemos empezar a ver realizado en nuestras iglesias mas seguido.
Desafíe a su iglesia a tener bautismos cada 3 meses para empezar.
ENSEÑANDOLES: La enseñanza persona a persona es la más efectiva.
QUE GUARDEN TODAS LAS COSAS QUE JESUS MANDÓ: La obediencia a las palabras de Jesús como eje de la vida cristiana.
Pregunta de chequeo: ¿Ha discipulado personalmente a alguna persona la última semana?

Pregunta dura ¿Cuántos discípulos ha formado personalmente usted hasta hoy?

Células en Hogares

(1ra Corintios 14.26 y 31 – Efesios 4.16)

Este proceso implica colocar a los miembros en un sitio informal, personal y participativo donde ellos edifiquen el cuerpo de Cristo a través de la actividad propia de cada uno, mientras están unidos al cuerpo.
Pregunta de chequeo: ¿Tienen sus miembros un sitio personal, informal y participativo donde vivir la vida de la iglesia en el barrio donde viven?

Seguramente estas ideas son archi-conocidas por usted y sus miembros, pero la pregunta es:

¿Alguna vez su iglesia se ha dedicado a practicar estos simples mandatos semanalmente y seriamente?

Nosotros sí, lo hemos probado.

No fue fácil porque estábamos acostumbrados a ocupar nuestro tiempo en reuniones de todo tipo, en planificaciones eternas, en encuentros de comisiones infinitas y en unas cuantas cosas más que (Caramba) Jesús no nos mandó a hacer.

Mire lo que pasó cuando nos movimos a vivir la vida de la iglesia así:

– Pasamos de ser 20 personas a recibir 92 nuevos miembros.
– Pasamos de ver 0 personas discipulando a ver 36 personas que discipulan cada semana personalmente.
– Pasamos de tener bautismos una vez al año a tener bautismos cada tres meses.
– Pasamos a recibir más de 10 miembros nuevos en los últimos 6 trimestres lo que nos demuestra estar en un determinado ritmo de crecimiento constante (no eventual).
– Pasamos a tener un grupo de 30 líderes comprometidos.
– Pasamos de 0 a 20 células.
– Pasamos de ser una iglesia egocéntrica a trabajar en 7 barrios a través de las células y «hasta lo último de la Tierra» sosteniendo parcialmente una misionera.
– Pasamos a ser más obedientes a los mandatos de Predicar y Hacer discípulos.

Conclusión

La clave de todo esto se encuentra en la simple obediencia a los mandatos de Jesús.
Justo en este punto parece radicar nuestro mayor problema.
Aquí es donde la iglesia se entera que el crecimiento no tiene que ver con campañas, reuniones o dinero sino con algo que para nosotros es mucho más costoso: Nuestra disponibilidad a obedecer a Jesús.

Esto nos enfrenta a cambiar, a ser humildes, a solo obedecer y dejar a un costado nuestras milagrosas ideas.
A confiar en el simple hecho de que si obedecemos sus mandatos Él será fiel y enviará el crecimiento prometido (1ra Corintios 3.7)

Le comparto un dato curioso: Desde que nos orientamos a ser una iglesia de células (3 años y medio) y dimos a estos procesos toda la prioridad no hemos tenido una sola campaña evangelística, no hemos dedicado tiempo a eventos ni programas, no hemos formado comisiones ni nombrado encargados de ministerios.
Sin embargo, hemos visto la mayor cosecha de esta iglesia en 40 años de vida.
Eso no es todo, creemos que lo mejor está por venir.

Si Jesús nos dio estos mandatos, es porque los podíamos cumplir, si los podemos cumplir Él promete dar crecimiento.
¿Podrá la iglesia por un corto tiempo dejar a un costado todo lo que está haciendo y probar si obedecer los mandatos de Jesús es efectivo?

Vale la pena intentarlo.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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Procesos y Eventos

Al pensar en Procesos y Eventos leemos en Mateo 6.28 que Jesús indica a sus seguidores que «Consideren los lirios, COMO CRECEN».

Toda iglesia que desee crecer debe tomar el tiempo necesario para descubrir los principios de crecimiento que los lirios (y toda creación de Dios) encierran.
Jesús utiliza ejemplos tomados de la naturaleza y la agricultura para explicar las leyes que rigen el reino de Dios.

Los lirios del campo, la semilla que crece por sí misma, el crecimiento del grano de mostaza, el campo con cuatro clases de terreno, el árbol y los frutos, las leyes de la siembra y la cosecha.
Estos ejemplos no pueden ser cambiados fácilmente ya que las cosas no creadas por Dios no sirven para ilustrar el secreto de la vida.

«Considerar», acción que Jesús nos mandó realizar significa «examinar con exactitud», «aprender cuidadosamente», «investigar con dedicación».

¿Qué debemos examinar, aprender e investigar?

«COMO CRECEN».

Cuando sepamos COMO CRECEN las cosas que Dios ha creado, podremos aplicarlo a la Iglesia ya que la Iglesia es una creación de Jesús. («Yo edificaré mi iglesia»)
En Marcos 4.26-29 Jesús se dedica a ampliar el tema destacando con claridad cuál es y cual no es la tarea del hombre.

El hombre puede y debe… echar la semilla, levantarse y descansar.
Pero no puede producir fruto.
El fruto viene «de suyo» (dice la Biblia) (de sí mismo), automate (original automáticamente), sin razón visible.
A ese acto milagroso (de vida) que solo poseen las cosas que Dios ha creado (Plantas, animales, hombres, iglesias) lo llamamos «La Obra de Dios».
(Este extracto es parte del libro «Las 8 características de una iglesia saludable.» C. Wagner)

Cuando vemos crecimiento sabemos que Dios ha obrado.

Existe un criterio desconocido aún para la ciencia: “La capacidad de un organismo o especie de multiplicarse y reproducirse por sí mismo”

La iglesia tiene que considerar seriamente la recomendación de Jesús y ver más cuidadosamente «como crecen los lirios».

Ellos simplemente crecen por la acción conjunta de un hombre que siembra una semilla y un Dios que obra el crecimiento de esa semilla mientras el hombre descansa en el obrar de ese Dios que da el crecimiento.

Algunos de los inconvenientes que enfrentamos para colaborar en los procesos de crecimiento con Dios son:

– Nuestra falta de paciencia para descansar en sus lentos procesos.
– Nuestro ingenio que no descansa hasta encontrar «formas» de generar ese crecimiento mas rápidamente.
– Nuestra falta de perseverancia en los procesos que no llaman la atención.
– Nuestra inclinación a sustituir sus procesos por nuestros eventos.

¿EN QUE SE HA ENFOCADO LA IGLESIA? EN EVENTOS.

Ejemplos de Eventos: campañas, programas, películas, grandes encuentros, reuniones en edificios, etc.

Sus características son:

Fechas determinadas.
Corta duración.
Exigen mucha preparación.
Generan controversias.
Involucran a pocos por poco tiempo.
No generan crecimiento numérico en las iglesias.
No generan crecimiento en calidad.
Llaman la atención.
Exponen nuestro ego.
No desarrollan actitudes personales.
Son personalistas.
La mayoría es espectador.
Mucho ruido.
Apuntan a lo visible.
No hay reproducción de discípulos.

Características de los procesos de Dios: (Piense en los lirios)

Son constantes y regulares.
Son lentos (En el caso de los lirios hasta aburridos)
Permiten que todos se involucren (Cualquiera puede plantar una semilla)
Generan crecimiento numérico y en calidad.
Pasan desapercibidos (¿Vio un campesino sembrando en alguna tapa de diario?)
No exponen nuestro ego.
Desarrollan actitudes responsables.
Todos se pueden volver productores.
Silencioso.
El proceso apunta a lo que no se ve.
Reproducción.

Es hora de reconocer el siguiente hecho: «Nosotros no podemos producir el crecimiento de nada de lo que Dios ha hecho.»

Después de intentar durante muchos años de diversas formas y diferentes programas no hemos podido vencer la inercia de «no crecer».

Nos hemos agotado intentando guiar a nuestros grupos a un proceso de crecimiento constante.

Acercarnos a colaborar con Dios en sus procesos puede no solo traernos descanso sino también la posibilidad de ver lo que Dios hace cuando ponemos a un costado nuestras ideas y simplemente «hacemos nuestra pequeña parte» en SU OBRA.

Para participar de los procesos de crecimiento de Dios debemos aceptar que:

EL CRECIMIENTO VIENE POR LO REGULAR, NO POR LO EVENTUAL

Algunos de los procesos semanales en que Dios nos ha permitido participar y que han generado crecimiento en calidad y cantidad son:

Vida devocional personal.
Evangelismo personal en Hogares.
Discipulado personal en Hogares.
Células en Hogares.

Estas actividades practicadas con regularidad nos introducen en el proceso que en el plazo que Dios dispone nos permite ver fruto.
Ninguno de estos elementos se desarrolla a la vista de toda la iglesia, incluyen todas las características de los procesos y generan crecimiento lento pero seguro.

Si quiere saber si tiene una iglesia colaborando con los silenciosos pero efectivos procesos de crecimiento de Dios no mire su reunión.

Descubra que hace su gente de lunes a sábado fuera del edificio y empezará a encontrar respuestas al tan trillado tema del crecimiento.

Tener un grupo de cristianos en su iglesia que se dediquen a colaborar anónimamente en estos procesos de Dios le puede empezar a demostrar que todo lo que Dios ha creado (incluso la iglesia) crece naturalmente al ritmo que Dios desea cuando cuenta con voluntarios dispuestos a colaborar con «su obra».

Nosotros lo hemos hecho y hemos visto como Dios nos llevó en estos últimos tres años a ver que el fruto se duplique en dos oportunidades (20 a 40 y 40 a 80).

Hoy estamos convencidos por experiencia propia que los procesos son efectivos y vamos camino a una nueva duplicación del fruto.

Lo invito a intentar.

1ra Corintios 3.6-7 es cierto, solo necesitamos involucrarnos en los procesos de Dios.

Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.

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