Hace tiempo un líder de célula de la iglesia comenzó a ver la necesidad de una atención especial a personas con problemas de adicciones. Personas que se acercaban buscando la ayuda de Dios para sus vidas, pero que en lo personal, en su cuidado y discipulado requerían algo más. Dios puso en su corazón el sueño de brindarles esa ayuda.
¿Cómo alcanzar ese sueño? En primer lugar buscando la dirección de Dios. Su guía sobre los pasos a realizar. Lo primero que Dios puso en su mente fue la necesidad de capacitación específica que le dé herramientas concretas frente a esta necesidad.
Hubo que dedicar tiempo y trabajo en leer, estudiar, hacer trabajos de investigación y visitar lugares, observar y participar en el trabajo que hacían…aprender.
Casi simultáneamente se fueron multiplicando (literalmente) las personas que se acercaban a la iglesia padeciendo esta situación: jóvenes, hombres adultos con su famílias a punto de destruírse por la adicción que los afecta.
Hoy luego de aproximadamente 2 años nuestra iglesia abre un Grupo de Ayuda y Contención para la recuperación de las Adicciones. No solo esto, dentro de las últimas personas que Dios alcanzó con su amor y perdón, hay una que desde el principio sintió que Dios la llamaba a servir en esta necesidad y ya esta capacitándose para ser un líder eficaz en esta área.
El tiempo que comparten ellos es sumamente enriquecedor, viven una lucha diferente y experimentan el poder y la presencia de Dios mostrándoles que solo en Él pueden vencer la adicción.
Dios siempre pone en nuestras vidas nuevos sueños a alcanzar como iglesia en crecimiento, que sirven para proclamar su amor y brindar esperanza a nuevas vidas.
Como líderes de la iglesia busquemos en Dios sus sueños, sueños concretos y realizables en Él, aunque en principio no sepamos por donde empezar.
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