Es importante dejar un legado; muchas veces en el servicio ministerial nos concentramos a resolver todas las actividades del aquí y ahora y no pedimos al Señor poder reproducirnos en más personas. Si analizamos personajes de la biblia vemos como Pablo dejó un legado a Timoteo y el mismo Señor Jesucristo nos dejó grandes enseñanzas.
Es necesario sembrar en alguien para que pueda continuar con la labor, es decir que si nosotros no estuviéramos en el ministerio ¿Quién podría realizar el 50 o 70% del trabajo que hacemos?
Para entrenar a una persona que siga el liderazgo se puede considerar lo siguiente:
- Identificar alguien que sea fiel, que esté disponible, que su corazón sea enseñable
- Pasar tiempo con esta persona de manera constante/semanalmente
- Brindarle la oportunidad de liderar mientras se está mirando
- Liberarle responsabilidades ministeriales y darles tu punto de vista
- Permitirles liderar en tu ausencia y darle ánimo
Este proceso de entrenamiento debería ser intencional, sin tu gestión ¿continúa la labor o se detiene? ¡Oremos el día de hoy para que se levante una nueva generación que continúe con la obra!
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