Si ud. es un líder de célula, queremos en primer lugar felicitarlo y alentarlo a seguir en la desafiante tarea que ha asumido y recordarle el privilegio que tiene de guiar a su grupo a alcanzar los logros que Dios espera.
Dependerá sin duda, en gran parte, de la visión y el desafío que ud. ponga frente a ellos para trabajar juntos de una forma que dé fruto.
Ser líder nos coloca al frente de un pequeño equipo que peleará una batalla en la cual puede perder o ganar. Y mucho de lo que se haga y cómo se haga depende del líder.
¿De qué forma vamos a trabajar? ¿Cuál va a ser nuestra visión como grupo? ¿Cómo vamos a evaluar nuestro trabajo para corregir, cambiar y mejorar lo que hacemos? Todo esto estará principalmente en sus manos y afectará directamente el crecimiento o no de su célula.
Dios nos ha dado en su Palabra todas las herramientas para enfrentar esta tarea con sus fuerzas, con el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas, con armas para la batalla y con objetivos altos, importantes, eternos.
Su actitud por lo tanto tiene que ser la de alguien profundamente convencido de ser un instrumento precioso en las manos de Dios, capacitado y capacitándose diariamente para realizar esta tarea.
Consciente de su responsabilidad debe ser el primero en avanzar en esta batalla espiritual, dar el ejemplo a su grupo en rescatar al perdido, cuidarlo, ayudarlo a sanar sus heridas y crecer como hijo amado de Dios transmitiendo la confianza en la victoria que Cristo ya conquistó en la cruz.
Dios lo guíe a través de su Palabra y Espíritu Santo para que pueda ser el líder que guíe a su grupo a ganar.
5 habilidades claves de un líder
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