Células: una herramienta para establecer el reino de Dios

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Mucho se ha hablado de células dentro del trabajo ministerial de la iglesia.

Hemos visto en los últimos años diferentes métodos y estrategias para una visión celular que permita el crecimiento de la congregación; pero alguna vez nos hemos preguntado si eso que llamamos célula ¿realmente cumple la función de una célula?.

La célula de un cuerpo tiene por normalidad estar activa, tener vida y estar en constante multiplicación de otras células que generan nuevos tejidos.

Si transportamos esta idea al trabajo celular de la iglesia podríamos decir que una célula debe estar cada semana activa, es decir, una célula que no pierda de vista el objetivo de su existencia; la célula existe “para reproducirse y multiplicarse en otras células”.

Un líder de célula que no trabaja en multiplicar esa célula tarde o temprano vera como la vida del espíritu se va apagando hasta el punto de ver morir esa célula.

Si el líder de célula no entiende o pierde de vista el objetivo va camino a ver el cierre de la misma.

La célula es “evangelística”, es una puerta al reino de Dios y al crecimiento de la membresía de la iglesia.

Una célula activa en evangelismo continua viva y se multiplica; pero para que esto suceda la tarea del líder de célula es fundamental.

¿Qué debería hacer un líder para tener activa y viva una célula que tenga como fin la multiplicación?

1)      Ver más allá de cada integrante de la célula: cada persona que asiste a esa casa tiene familia, parientes, amigos, vecinos.  No hay que “mirar” a la persona sino “VER” lo que hay detrás de ella.

2)      Proponer a cada integrante acompañarlo a visitar a alguna de esas personas que están detrás suyo para presentarles el evangelio de salvación.

3)      Ir a buscar esa gente! Una persona te puede llevar a muchos! Esto comienza a dar vida a la célula ya que comienzas a llevar vida hacia otras casas.

4)      Cuando aceptan el evangelio ya tienes el principio de una nueva célula y el comienzo de la multiplicación.

 

Tres causas de por qué una célula se muere en lugar de multiplicarse.

1)      Por falta de visitación: cada integrante de la célula debe ser visitado fuera de la reunión de grupo al menos una vez en la semana. Basta con 10 minutos para hacer un seguimiento de esa persona para ministrarla en sus necesidades como también en motivarla a contactar otras personas a quienes presentarles el evangelio.

2)      Por “mirar en lugar de ver”: cada persona representa muchos más para evangelizar.

3)      No entender la idea de que el fin de la célula es crear “tejidos”.

 

Ahora bien, veamos un poco más allá y sigamos comparando la función de las células del cuerpo humano con las del cuerpo de Cristo.

Dijimos que las células están activas, vivas y se multiplican creando tejidos.

Si un líder de célula entiende este principio seguramente plantara el reino de Dios no solo en una casa sino en un barrio entero!!!

¿Sabías que los ministros de nuestro enemigo usan este mismo método para plantar su reino en un barrio o región?

Cuanto más altares tengan distribuidos en casas y lugares públicos tomaran esa región. Así funciona el establecimiento de un reino en un lugar, guerra de altares!

Cada hogar donde hay un altar tendrá una adoración y una obediencia al dios a quien sirven y eso fortalece el gobierno territorial de su reino.

Imagina que un líder de célula entiende este principio y comienza a hacer un “tejido de células”; seguramente en ese barrio muchas casas recibirán el evangelio y se comenzará a levantar altares de adoración y obediencia al único y verdadero Dios. ¿Qué pasa entonces?; indudablemente que el reino de Dios se establecería en ese lugar.

Iglesia amada, líderes del ejército de Dios, no miremos las células como un método moderno, como una simple reunión hogareña; tengamos la mirada correcta sobre las reuniones en casas.

Son altares que levantamos para establecer el reino de Dios en una región determinada; por tal motivo, evangelicemos a través de ellas, abramos nuevas células y entrenemos a las personas para levantar cada día en esos hogares altares de adoración y obediencia a Dios que permitan el establecimiento de su Reino.

Las células son las herramientas más eficaces para tomar los territorios que el enemigo tiene bajo su dominio, seamos sabios y usemos estas reuniones hogareñas como deben ser utilizadas.

Jorge Lonzi

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